Importante: nos
llamamos cristianos porque el sentido de nuestra vida la da Jesús a
quien confesamos como Cristo. A este Jesús lo confesamos Hijo de Dios,
de ahí la pretensión que tiene él de solicitar un seguimiento y un apego
absolutos a su persona, incluso contra el apego a las propias
necesidades, los deseos y los seres amados.
Esto es lo más desconcertante, sobre todo, para los integrantes de una cultura que ensalza la libertad y exige respeto a los
derechos humanos.
Permítanme hacer sólo una acotación. Para poder establecer un diálogo, es
decir un espacio de hablar-atender-responder, debemos evitar apresurarnos a interpretar lo que se quiere decir. No hay nada más
inadecuado para un diálogo que la pretensión de saber qué es lo que una
persona quiso decir.
¿Por qué te hago este comentario? Porque es
necesario que tú entiendas lo que yo quiero decir, no que entiendas lo
que tú me quieras entender. Te pongo un ejemplo, si yo le digo a una
persona que afirma algo, que las cosas no fueron de ese modo, es
probable que inmediatamente me diga: "¿Entonces soy un mentiroso?".
¿En
qué momento dije "mentiroso"? ¡nunca!, pero la persona interpreta mis
palabras con una intención diferente a lo que expresé con mi comentario.
La
hermenéutica no es una ciencia exacta. Interpretar una persona, un
diálogo, un escrito, un texto, una institución tiene mucho de subjetivo
que se acercará a la verdad si quien hace la interpretación tiene un
número mayor de elementos a considerar, pero se alejará de ella, si sus
elementos para hacer la interpretación son pocos.
Mi
punto de partida es que se ha hecho una hermenúetica precipitada,
incompleta, errónea en algunos casos de lo que significa ser católico y
de la vida, historia y doctrina de la iglesia católica.
Mi
objetivo es analizar esos puntos de partida o esas conclusiones a las
que muchos llegamos para que nuestra adhesión a la iglesia sea total o
nuestro rechazo tenga menos de visceral y más de racional.
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